viernes, 8 de abril de 2016

RUMORES SOBRE UNA REPATRIACIÓN A ESCONDIDAS






RUMORES SOBRE UNA REPATRIACIÓN A ESCONDIDAS


Varias referencias hablan de una supuesta repatriación de los restos de Díaz hecha en 1934, fecha en que regreso la esposa de Díaz, Carmen Romero Rubio. En diversas publicaciones de la época se corrió el rumor de que ella trajo consigo los restos de Porfirio Díaz. Sin embargo, las hijas del ex presidente, Luz Díaz de Rincón Gallardo y Amada Díaz de la Torre desmintieron la versión en una carta publicada en el diario El Universal el 12 de noviembre de 1949. (Bertrán, Suplemento dominical Enfoque, periódico Reforma, junio 2005). En Oaxaca, Everardo Ramírez Bohórquez antiguo cronista de la ciudad y la periodista Arcelia Yañiz, expresaron en un reportaje publicado por la revista Proceso  (junio 1995), que los restos de Díaz ya se encontraban en Oaxaca. Yañiz manifestó dentro del mismo, que a pesar de no contar con documentos que avalen tal afirmación un grupo de gente se encontraba investigando sobre el caso para comprobar dicha versión.


Emilio García Romero (Entrevista personal, 22 de julio 2006) comentó que en una ocasión al asistir a una de las reuniones con la familia Díaz decidió preguntar a Don Luis Díaz Raigosa (nieto de Porfirio Díaz) sobre la existencia de este rumor a lo cual Díaz Raigosa le respondió  “No me diga usted eso, no es cierto, mi abuelo no fue un sinvergüenza para que sus restos entren escondidos en México”. En otra ocasión le preguntó lo mismo a Manuel Díaz Raigosa, abundando aún más que dentro de unas cajas que trajo la familia Díaz a su regreso a México en la década de los treintas se encontraban los restos, a lo que el nieto de Porfirio Díaz le respondió a García Romero, “No es mi calidad ni de nadie traer mutilado un cuerpo para que pueda entrar a México, lo que traje si fueron cajas pero fueron los archivos de mi abuelo que teníamos en Francia”. (Entrevista personal, 22 de julio de 2006)




Con respecto al tema, María Eugenia Díaz Gastine (Entrevista personal, 27 de junio 2006), afirma que es falso que Romero Rubio haya traído los restos de  Díaz a escondidas, “a pesar de ser su esposo, ante todo es un personaje público y no podía haberlo traído así”. Sobre el mismo tema, Tello Díaz (Entrevista personal, 8 de febrero 2006) asegura que personalmente ha comprobado mediante las averiguaciones pertinentes de que los restos de Porfirio Díaz aún continúan en el cementerio Montparnasse.  Por su parte, Enrique Krauze (1987) deja entre abierta la posibilidad de que los restos de Díaz se encuentren en la Iglesia de la Soledad en Oaxaca al escribir que se “corre la voz” de que los familiares obtuvieron un permiso presidencial para hacerlo durante los años sesenta o setenta y que presumiblemente se encuentren ahí.



Finalmente,  Jesús Gopard rector de la basílica de la Soledad en Oaxaca, afirma que se han hecho investigaciones sobre la posible existencia de los restos mortales de Díaz en alguna de las criptas de aquel recinto pero no se ha encontrado dato alguno que confirme dicha existencia por lo tanto “no es ni probable que se encuentren aquí los restos de Porfirio Díaz”. (Entrevista personal, 25 de julio de 2006)

lunes, 4 de abril de 2016

Los homenajes (1915-1930)


LOS HOMENAJES (1915-1930)


Archivo Casasola FUNDACIÓN CASASOLA POR LA CULTURA, A.C. http://eleconomista.com.mx/multimedia/fotogaleria/2015/09/11/archivo-gustavo-casasola-porfirio-diaz-centenario-independencia
 

 

Septiembre 3, 1915

Estaba yo equivocada al pensar que todos en México ignoraban los esfuerzos de mi padre como militar o gobernante. Hoy me ha llegó una carta de Oaxaca, escrita por Guillermo Meixueiro, amigo de nosotros, informándome que por decreto de la Legislatura del Estado, el gobernador señor José Inés Dávila ha declarado 9 días de luto “como merecido homenaje a la memoria del ilustre hijo de Oaxaca y heroico soldado de la República, general Porfirio Díaz, muerto recientemente en el extranjero”.

                                                                                                              Amada Díaz

                                                    (Orozco, 2003, p. 136)

 

 

Después de la muerte de Porfirio Díaz, los elogios y críticas contra él se hicieron presentes en México, la postura del gobierno con respecto al trato hacia este personaje quedo asentada desde entonces pues no se le tributó un homenaje, reconocimiento oficial o envío de condolencias hacia la familia. Se realizaron misas en su honor organizadas por sus hijas quienes residían en México, pero nunca intervino algún miembro del gobierno directamente en ello. Ángel Taracena (1983) menciona que solo en Oaxaca, la legislatura del estado decretó nueve días de luto a partir del 1 de septiembre  de 1915:

 

Estando confirmada la muerte del señor general Porfirio Díaz en el extranjero, no puede ni debe el Estado de Oaxaca permanecer indiferente ante este lamentable acontecimiento, y aunque no es llegado el momento de juzgar en definitiva la obra del insigne hijo de Oaxaca, sus gloriosas hazañas como heroico caudillo de la Republica y abnegado defensor de la integridad nacional está fuera de discusión y constituyen méritos bastantes para que Oaxaca se enorgullezca de haber sido la cuna de tan distinguido ciudadano.

Por tales conceptos, tienen a bien decretarse lo siguiente:

Articulo Único: La legislatura del Estado Libre y Soberano de Oaxaca declara nueve días de duelo en el estado, como merecido homenaje a la memoria del ilustre hijo de Oaxaca y heroico soldado de la República General Porfirio Díaz muerto recientemente en el extranjero.

                                                 (Taracena, 1983, p. 348)

 

 

Posteriormente en 1930, al acercarse la fecha del centenario del natalicio de Porfirio Díaz surgieron seguidores del ex presidente deseosos de rendirle un homenaje. Rafael Martínez (1930) en su libro Primer Centenario del Natalicio del Gral. Porfirio Díaz, describe la manera en que realizó una pequeña conmemoración hacia Díaz no contemplada por alguna autoridad, todo ello se logró mediante una campaña en medios publicando artículos en los periódicos capitalinos y de provincia exigiendo que de alguna manera se celebrara el natalicio de Porfirio Díaz. Aunque fue reprimido, esto no obstaculizó el cometer su objetivo como lo explica Martínez (1930) “Pude hacer troquelar una medalla conmemorativa; inscribir en lapida de fino mármol la rememoración de este aniversario y organizar una sencilla ceremonia para que se lleve a cabo en la misma casa donde viviera Porfirio Díaz” (Martínez, 1930, p. 5)

 

En esta ceremonia asistieron las hijas del general Díaz, Enrique C. Creel, el doctor Leopoldo Escobar, Federico Gamboa, entre otros. Rafael Martínez (1930) reimprime el discurso pronunciado por Enrique C. Creel en aquella:

 

Aunque el general no se hubiera vuelto a ocupar de la causa pública; su brillante carrera como militar y sus eminentes servicios a la Patria, lo hacen acreedor al amor y a la gratitud de sus conciudadanos y merecedor del homenaje que hoy le tributamos en nombre del pueblo mexicano, de la civilización y de la historia.

(Martínez, 1930, p. 32, 33)

 

 

viernes, 1 de abril de 2016

EL REGRESO DE LA FAMILIA EXILIADA


EL REGRESO DEL EXILIO

 

La viuda de Porfirio Díaz, Carmen Romero Rubio regresó finalmente a México a bordo del Mexique a finales de 1934. Acompañada por su hermanas, Carmen fue recibida en el puerto de Veracruz por una gran cantidad de personas. Tello Díaz (1994) afirma que  la prensa de aquellos años aseguraba que las autoridades de migración dieron toda clase de facilidades a Carmen Romero para su desembarco, de acuerdo a las órdenes expresas de la Secretaría de Gobernación.

Carmen Romero en el Mexique de regreso a su país/http://revistabicentenario.com.mx/index.php/archivos/tag/exilio/
Los primeros días, Romero Rubio viviría en una casa de su sobrina Teresa Castelló en la calle de Tonalá, en la colonia Roma. Posteriormente recibiría comidas en su honor y la visita de distintas personas que ella conociera antes de partir al exilio, así como de familiares de Porfirio Díaz que aún vivían en México como sus hijas Amada y Luz.

En el otoño de 1936, la situación económica para la familia Díaz Ortega empeoró por varias razones:  una crisis agrícola en la región de la Loire provocada por la depreciación del valor del quintal del trigo, además  del fallecimiento de Harold Pearson, uno de los cofundadores con quien los Díaz Ortega habían fundado el fideicomiso en White Horse Securities, la muerte de aquél resultaba incierta para el mantenimiento del fideicomiso; finalmente, ante la procuración de mecanizar las labores del campo y conseguir maquinaria para ello, la familia contrajo deudas que no pudo liquidar y estas vencieron el plazo en otoño de aquel año. Fue así como Porfirio Díaz Ortega empezó poco a poco a deshacerse de sus propiedades para poder saldar sus cuentas. (Tello Díaz, 1994)

 

  “Las crisis de sus finanzas, así como la situación en el Viejo Continente, hizo que los Díaz precipitaran su decisión de regresar a México”.  (Tello Díaz, 1994, p. 397)

 

 

Tello Díaz (1994), comenta que Francia en aquellos años era gobernado por socialistas, muchos de sus países vecinos eran gobernados por dictaduras de derecha con rasgos fascistas. Lo que provocaba gran tensión entre Europa por las alianzas entre los países con democracias occidentales como Inglaterra, Francia y la dictadura comunista de Stalin en la Unión Soviética contra los países gobernados por Benito Mussolini, Kurt Schuschnigg y Adolf Hitler. Ante esta situación, la familia Díaz Ortega temerosa a que una guerra se desatará y terminará por destrozar su frágil economía, decidieron regresar a México. Finalmente, el retorno del exilio para la familia Díaz Ortega se dio a finales de aquel 1936.

 

En 1937, durante el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas se dio una Ley de Amnistía, la cual dejaba sin  responsabilidad penal a diversos miembros que participaran en actos de rebelión, autoría, complicidad o encubrimiento en actos de rebelión. Muchos exiliados durante el inicio de la Revolución, así como contrarrevolucionarios tuvieron a bien la oportunidad de regresar nuevamente a México. Entre estos nombres figuran los de Adolfo de la Huerta, José Vasconcelos, Félix Díaz, así como otros mexicanos que se encontraban en Francia.  (Tello Díaz, 1994)   

 


Carmen Romero Rubio a su regreso a México (1934)
Repatriada gran parte de la familia de Porfirio Díaz después de casi veintiséis años en el exilio, se dedicaron a distintas labores. Aunque el regreso fue al principio difícil por el cambio de fisonomía en la ciudad, las amistades, entre otras cosas, se adaptaron finalmente a México. Después de celebrar varios años en México fueron muriendo las personas más allegadas al general Díaz: Carmen Romero Rubio pereció el 25 de junio de 1944. Cuenta Tello Díaz (1994) que en todos los periódicos le consagraron la primera plana; al año siguiente murió Porfirio Díaz Ortega, murió a los setenta y un años victima de cáncer de próstata; Amada Díaz murió a los 95 años y Luz Díaz Ortega murió a los noventa años. 

miércoles, 30 de marzo de 2016

Los Díaz después de Díaz (El exilio segunda parte 1915-1936)


EL EXILIO SEGUNDA PARTE (1915-1936)

 

 


...dice Carmen que Porfirio y ella tuvieron cuidado de que el cadáver fuera debidamente embalsamado y se depositó en una caja hermética que a su vez fue puesta dentro de otra de madera.

Comenta ella que el rey de España le ofreció El Escorial para que se inhumaran los restos de papá, pero que rechazó tan amable ofrecimiento porque tiene la intención de traer los restos a México...                                                              
Amada Díaz                                                     (Orozco, 2003, p.135)



 

LOS DÍAS DESPUÉS DE DÍAZ

 

Tello Díaz (1994) refiere que después de la muerte de Díaz, gran parte de la familia que lo había acompañado en su exilio siguió viviendo en Francia. Entre ellos su viuda Carmen Romero Rubio y sus dos hermanas Sofía y María Luisa; también su hijo; Porfirio Díaz Ortega acompañado de su esposa Luisa Raigosa y sus siete hijos: Porfirio, Maria Luisa, Genaro, Ignacio, José, Luís y Manuel.

 

Mientras tanto en México se encontraban sus dos hijas: Amada y Luz. Ambas con sus respectivos esposos Ignacio de la Torre y Francisco Rincón Gallardo. El primero había participado en el derrocamiento de Madero en 1913, posteriormente fue capturado por los zapatistas y hecho prisionero por varios años, hasta que en 1917 logró escapar y refugiarse en Nueva York donde murió meses mas tarde debido a las dolencias que padecía como resultado de este cautiverio. Por su parte, Francisco Rincón Gallardo murió asesinado por un salteador de caminos en Aguascalientes, “...no fue un crimen político, fue un crimen de otro tipo... no hubo persecución deliberada en contra de la familia...” asegura Carlos Tello Díaz. (Entrevista personal,  8 de febrero de 2006)   

 

Los primeros años siguientes a la muerte de Díaz transcurrieron con el rigor del duelo para la familia, siguiendo además el desarrollo de la guerra en Europa. Los que vivían exiliados en Francia tuvieron que adaptarse de lleno al  nuevo estilo de vida y cultura. Por ejemplo, los nietos mayores de Díaz nacidos en México se vieron en la necesidad de aprender francés para seguir sus cursos escolares, mientras que los menores se vieron inculcados con nuevos hábitos. Porfirio Díaz Ortega, (hijo de Porfirio Díaz) mantuvo a su familia en el exilio gracias a las rentas recibidas de sus propiedades. Poco a poco fue vendiendo muchas de ellas, incluso aquella donde habitara el mismo Porfirio Díaz y su esposa Carmen Romero antes de salir al exilio: la casa de cadena no. 8. Posteriormente substió gracias a las rentas recibidas por sus acciones que tenia dentro de la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila”. Años mas tarde estas no repuntarían  debido a la Ley Petrolera de Calles y causarían una crisis económica en la familia que los llevaría a buscar nuevas formas de trabajo.

Carmen Romero Rubio de Díaz de luto. Imagen tomada de: Enrique Krauze y Fausto Zerón Medina, Porfirio. El destierro, México, Clío, p. 68.
 

La familia permaneció por varios  años con la esperanza de regresar a México, pero con la llegada de Obregón al gobierno vieron perdida toda posibilidad de regresar al menos por algunos años más, pues consideraban a éste como el representante mas radical del constitucionalismo. Fue hasta 1921, que la familia optó por permanecer en el exilio. Carmen Romero Rubio después de enviudar cambio de residencia para vivir a lado de su hermana Maria Luisa en la avenida de Víctor Hugo, en París. El dinero con el que subsistía provenía de las rentas de sus propiedades en México, todas ellas heredadas de su padre Manuel Romero Rubio. Ese mismo año, con la prolongación del exilio Carmen compró un lote en el cementerio Montparnasse para trasladar los restos de Porfirio Díaz  a este lugar. El 27 de diciembre de 1921 los restos fueron exhumados de la iglesia de Saint Honoré d’Eylau para ser inhumados en la capilla construida por su viuda en el cementerio parisino de Montparnasse (Tello Díaz, 1994).

 

Los siguientes años en el exilio continuaron de la misma forma como cuando vivía Porfirio Díaz, viajes en verano a San Juan de la Luz, Biarritz o San Sebastián. La situación económica empeoró con el paso de los años, las acciones en El Águila dejaron de ser redituables para la familia Díaz Raigosa al grado que en 1927 todos los nietos  de Díaz se vieron en la necesidad de trabajar  para solventar los gastos de la familia. El problema económico continuaría por varios años más.

 

El 15 de septiembre de 1930, Díaz Ortega y Familia organizaron una misa con el objeto de celebrar el primer centenario del natalicio de Porfirio Díaz. La misa se celebró en la iglesia de Saint Honoré d’Eylau. En México, Amada y Luz hijas de Porfirio Díaz,  también celebraron un acto similar al cual asistieron varios amigos de la familia o afines al régimen porfirista. (Tello Díaz, 1994)

 

Finalmente, Díaz Ortega vendió sus acciones en El Águila a S.Pearson & Son dueños de la compañía petrolera. Con la venta se fundo un fideicomiso en el banco londinense de White Horse Securities para comprar una propiedad en el campo y trabajar en ella. Así en 1930,  la familia Díaz Raigosa se traslado a la región de la Loire para habitar en el Castillo de Moulins. Este lugar contaba con una vasta extensión que permitiría a la familia Díaz Ortega trabajar en el campo para su subsistencia. Tras varios años y mediante la mecanización de la producción en el campo, así como la introducción de nuevas tecnologías se pudo impulsar un crecimiento sin precedentes en los campos que cultivaban. Logrando  por algún tiempo a la estabilización de la economía familiar después  de que hacia varios años venia sufriendo problemas.

 

martes, 29 de marzo de 2016

2 de julio de 1915, así murió Porfirio Díaz


En 1914, Porfirio Díaz y su esposa Carmen dejan el hotel Astoria para instalarse en la casa no. 23 de la avenida del bosque de Boulogne. Meses más tarde mientras la familia Díaz se encontraba de vacaciones en San Juan de la Luz explota la guerra en Europa. Díaz y familia regresan a Paris por unas semanas y después se vuelven a  trasladar a Biarritz. (Tello, 1994)

 

Durante los meses de guerra, Díaz y su hijo pasaban largas horas frente a un mapa del continente europeo siguiendo con banderitas las posiciones de los ejércitos. A Díaz le interesaba lo estrictamente militar pues no tenía favoritismo hacia alguna tropa en especial,  como escribe Fernando Orozco (1991) “…ingleses, franceses y alemanes lo habían tratado con excepcionales atenciones y todos eran amigos de México”. (Orozco, 1991, p. 210)

 

EL 2 DE JULIO DE 1915

 

“No fue un final doloroso, no sufrió enfermedades dolorosas y terribles, se fue apagando como una vela y murió rodeado de su familia en julio de 1915, en París, en su casa.”

                                                                             Carlos Tello Díaz 

                       (Entrevista personal, 8 de febrero de 2006)

 

 

Enrique Krauze y Fausto Zerón-Medina (1993) apuntan que después de una prolongada estancia en Biarritz, Díaz volvió a París durante la primavera de 1915. Su salud se vería menguada a partir de entonces, entre constantes fatigas y mareos Porfirio Díaz dejó de salir a sus acostumbradas caminatas. Se le adormecían además las extremidades.  A mediados de junio de ese mismo año su salud comienza a quebrantarse, su médico Gascheau le ordenó reposo y se abstiene de salir a sus caminatas habituales.

 

                                                                                                    Junio 29, 1915

 

Amplio cable de Carmen Romero fechado al día de ayer, papá está cada vez más grave. Ya no reconoce a nadie y pronuncia incoherencias donde se alcanza a distinguir el nombre de su madre Petrona, y la palabra “Oaxaca”, que es como una obsesión.

Dice Carmen que por mediación del padre Blay que acaba de estar en Roma, el Santo Padre envió a papá una bendición particular para la hora de su muerte.

Desconsolada dice que se ha perdido toda esperanza.

                                                                                                Amada Díaz

                                                                  (Orozco, 2003, p. 132)

 

 

Díaz permaneció en cama y cuentan sus más allegados que constantemente sus recuerdos terminaban en México, pero aún más en Oaxaca. Los recuerdos de su niñez y juventud vividos en ese estado se hacen cada vez más presentes, con nostalgia recordaba el Mesón de la Soledad donde había nacido y crecido al lado de su madre y sus hermanos, también evocaba la hacienda de La Noria con la que Juárez lo había premiado debido a su participación en la batalla del 2 de abril de 1867 en Puebla. El 29 de junio sus familiares le llevan a un sacerdote para confesarse. Finalmente, rodeado de familiares el 2 de julio de 1915 muere a las seis y media de la tarde. Sus restos son velados en Saint Honoré d’Eylau donde es depositado su cuerpo. A los funerales asisten funcionarios de la República francesa y  algunos mexicanos que residían en el extranjero. (Krauze y Zerón Medina, El destierro (1911-1915), 1993)

 

“Al medio día, antes de depositar el ataúd en la gaveta, los presentes guardaron un minuto de silencio. El ataúd, cubierto por la bandera de México, mostraba sobre su vértice la espada del general Porfirio Díaz”. (Tello Díaz, 1993, p. 212)

 


 Julio 3, 1915

 

Aún no puedo dejar de llorar. Sabía que eso iba a ocurrir cualquier día, el más inesperado, pero en realidad una nunca está preparada para la muerte de los seres que quiere. Por lacónico  cable que me envío mi hermano Porfirio desde París he sabido que el día de ayer mi padre se fue de esta vida.

    He releído el fatídico aviso pensando que acaso lo interpreté mal, pero no hay duda: “París 2 de julio de 1915.- Señora Amada Díaz de la Torre.- Hermana: rodeado familia y auxilios espirituales papá murió hoy 7 horas. Notifica resto familia. Cuidado con Lucha. Firma: Porfirio Díaz Ortega”. 


Amada Díaz
   (Orozco, 2003, p.132)

 

                                                                                     

 

 

 

lunes, 28 de marzo de 2016

El 1913 de Don Porfirio Díaz


A principios de 1913 nuevamente Don Porfirio Díaz sale de viaje, esta vez rumbo a Egipto. En esta ocasión Díaz sería acompañado de su mujer y las hermanas de ésta (Sofía y María Luisa), además del general Fernando González. En El Cairo, escribe Tello Díaz (1993) el general  Kitchener, a nombre de la corona británica recibe a Porfirio Díaz y sus acompañantes rindiéndole honores militares en calidad de comandante honorario de la Orden de Bath. En este país permanecieron alrededor de dos meses, a fines de febrero de ese año regresan a París, no sin antes visitar Nápoles y Roma.

 

Ante el inició de una guerra civil provocada por los asesinatos de Francisco I. Madero y Pino Suárez. La prensa italiana se vio obligada a cuestionar a Porfirio Díaz sobre estos hechos durante su estancia en Nápoles. Frente a los reporteros del Corriere d’Italia, Díaz declaró “Recibí la noticia del estallido de la guerra civil en México cuando me encontraba de viaje, y con todo el corazón la sentí como una de las más grandes calamidades que pudieron haber golpeado a México”. “Es infame insinuar que a mis amigos o a mi influencia se debe de imputar el asesinato de Madero”. (Tello, 1994, p. 40). Más tarde, volvería a declarar a otros diarios que anhelaba la paz para su país.

 

Después de Roma, Díaz regresa a París. Ahí recibe la visita de su hija Amada, y es ella quien le cuenta los problemas sucedidos en México. Semanas más tarde, viajan juntos hacia la región de los Alpes suizos. A su regreso reciben otra visita, esta vez la de su sobrino Félix Díaz. El motivo era solicitar el apoyo de su tío para las próximas elecciones en octubre, Porfirio Díaz no se lo da. Durante su estancia en Francia, Félix Díaz recibe la noticia de la expropiación de su hacienda conocida como “Los borregos” en el norte del país. Esta medida fue la primera de muchas que se iniciaron con el objeto de convertirse en reparto agrario de la Revolución. (Tello, 1994)


En septiembre de 1913, Amada regresa a México luego de haber viajado con Díaz y su esposa hasta el puerto de Santander. Ya en París, a finales de ese mismo año reciben la noticia del asesinato en México de Francisco Rincón Gallardo, esposo de Luz Díaz, hija de don Porfirio.

domingo, 27 de marzo de 2016

Asi fue 1912 en el exilio del Gral. Porfirio Diaz


Empezando 1912, el Gral. Porfirio Díaz escribió a Ernesto Madero, secretario de Hacienda y tío del nuevo presidente (Francisco I. Madero), para solicitarle que la pensión anual de 6, 750 pesos del cual era acreedor fuera destinada para premiar a alumnos distinguidos del Colegio Militar y de la Escuela de Aspirantes. Más tarde, sabedor de los últimos sucesos que ocurrían en México Porfirio Díaz escribió a Enrique Fernández Castelló, pariente de su mujer, y expresó:

 

…nada de lo consumado hasta hoy es tan grave como lo pronosticado para un final próximo, y todo obra de nuestros compatriotas. Ahora siento no haber reprimido la Revolución. Tenía yo armas y dinero, pero ese dinero y esas armas eran del pueblo, y yo no quise pasar a la historia empleando el dinero y las armas del pueblo para contrariar su voluntad, con tanta más razón cuanto podía atribuirse a egoísmo. Digo que siento no haberlo hecho porque a la felicidad nacional debí sacrificar mi aspecto histórico...        

                               Porfirio Díaz

                                                         (Tello, 1994, p. 32)

   



 

En abril de 1912, Porfirio Díaz y su esposa viajan a Madrid, España. Ahí, acuden a un almuerzo ofrecido en su honor en el Palacio de Oriente donde es recibido por el rey de España, don Alfonso de Borbón. Además de otros miembros del gobierno español y mexicano residentes en España. Después de Madrid se dirigen a San Sebastián, España para pasar unos días más antes de regresar a París. Tello Díaz (1994) comenta que Porfirio Díaz siempre tuvo una atracción especial por España, inclusive de vivir ahí. Los ofrecimientos no se hicieron esperar, sin embargo, Díaz no perdía las esperanzas de volver a su país: a México.

 

Diversos autores y/o personas consultadas coinciden en que Porfirio Díaz vivía con modestia en Europa. Su tataranieto, Carlos Tello Díaz (1994) escribe que Díaz siguió viviendo su exilio sin lujos pero con holgura suficiente que le permitió viajar por varias ciudades del viejo continente. El dinero provenía de los ahorros en forma de acciones que Díaz conservaba en el banco de Londres y México. Fue así como el banco de Santander por orden del banco de Londres y México abrió un crédito de 1 500 000 francos. Dentro de esta suma se encontraban también el monto adquirido por la venta de algunas de sus propiedades en México. Por su parte, Carmen Romero contaba con una “riqueza nada desdeñable, que le permitiría vivir con sus hermanas por muchos  años en el exilio” (Tello, 1994, p. 35) 

 

Francisco Ávila Camberos,  diputado federal de la LIX Legislatura, hace mención en una entrevista la situación económica de Díaz al salir del exilio comparada con la de otros ex presidentes o funcionarios al servicio del gobierno.

 

...hay que insistir en que Porfirio Díaz vivió con mucha modestia en el extranjero...sus recursos eran limitados y no como sucede como muchos políticos actuales que después de su paso por el gobierno en solo 6 años y en algunos casos por tres años, tienen ya dinero suficiente para que ellos, sus hijos y a lo mejor hasta sus nietos no tienen que trabajar en toda su vida.     

Francisco J. Ávila Camberos

   (Entrevista personal, 16 de marzo de 2006)

 

 

En verano de 1912, a lado de su esposa y familia, Díaz viaja al balneario de Ems, en Alemania. Después asiste a una jornada de maniobras militares a orillas del río Rhin, en calidad de  incógnito. “…cuando el Káiser  Guillermo II se percató de la presencia de Díaz, lo invitó a subir a la tribuna, lo nombró mariscal del desfile, le cedió la batuta de mando y se refirió a él como uno de los prohombres de América”. (Krauze y Zerón-Medina, 1993, El destierro (1911-1915), p.39)