En 1914, Porfirio Díaz y su esposa Carmen dejan el hotel Astoria para
instalarse en la casa no. 23 de la avenida del bosque de Boulogne. Meses más tarde
mientras la familia Díaz se encontraba de vacaciones en San Juan de la Luz
explota la guerra en Europa. Díaz y familia regresan a Paris por unas semanas y
después se vuelven a trasladar a Biarritz. (Tello, 1994)
Durante los
meses de guerra, Díaz y su hijo pasaban largas horas frente a un mapa del
continente europeo siguiendo con banderitas las posiciones de los ejércitos. A
Díaz le interesaba lo estrictamente militar pues no tenía favoritismo hacia
alguna tropa en especial, como escribe
Fernando Orozco (1991) “…ingleses, franceses y alemanes lo habían tratado con
excepcionales atenciones y todos eran amigos de México”. (Orozco, 1991, p. 210)
EL 2 DE JULIO
DE 1915
“No fue un
final doloroso, no sufrió enfermedades dolorosas y terribles, se fue apagando
como una vela y murió rodeado de su familia en julio de 1915, en París, en su
casa.”
Carlos Tello Díaz
(Entrevista personal, 8 de
febrero de 2006)
Enrique
Krauze y Fausto Zerón-Medina (1993) apuntan que después de una prolongada
estancia en Biarritz, Díaz volvió a París durante la primavera de 1915. Su
salud se vería menguada a partir de entonces, entre constantes fatigas y mareos
Porfirio Díaz dejó de salir a sus acostumbradas caminatas. Se le adormecían
además las extremidades. A mediados de
junio de ese mismo año su salud comienza a quebrantarse, su médico Gascheau le
ordenó reposo y se abstiene de salir a sus caminatas habituales.
Junio 29, 1915
Amplio cable
de Carmen Romero fechado al día de ayer, papá está cada vez más grave. Ya no
reconoce a nadie y pronuncia incoherencias donde se alcanza a distinguir el
nombre de su madre Petrona, y la palabra “Oaxaca”, que es como una obsesión.
Dice
Carmen que por mediación del padre Blay que acaba de estar en Roma, el Santo
Padre envió a papá una bendición particular para la hora de su muerte.
Desconsolada
dice que se ha perdido toda esperanza.
Amada Díaz
(Orozco, 2003, p. 132)
Díaz
permaneció en cama y cuentan sus más allegados que constantemente sus recuerdos
terminaban en México, pero aún más en Oaxaca. Los recuerdos de su niñez y
juventud vividos en ese estado se hacen cada vez más presentes, con nostalgia
recordaba el Mesón de la Soledad donde había nacido y crecido al lado de su
madre y sus hermanos, también evocaba la hacienda de La Noria con la que Juárez
lo había premiado debido a su participación en la batalla del 2 de abril de
1867 en Puebla. El 29 de junio sus familiares le llevan a un sacerdote para
confesarse. Finalmente, rodeado de familiares el 2 de julio de 1915 muere a las
seis y media de la tarde. Sus restos son velados en Saint Honoré d’Eylau donde
es depositado su cuerpo. A los funerales asisten funcionarios de la República
francesa y algunos mexicanos que
residían en el extranjero. (Krauze y Zerón Medina, El destierro (1911-1915),
1993)
“Al medio
día, antes de depositar el ataúd en la gaveta, los presentes guardaron un
minuto de silencio. El ataúd, cubierto por la bandera de México, mostraba sobre
su vértice la espada del general Porfirio Díaz”. (Tello Díaz, 1993, p. 212)
Julio 3, 1915
Aún no puedo
dejar de llorar. Sabía que eso iba a ocurrir cualquier día, el más inesperado,
pero en realidad una nunca está preparada para la muerte de los seres que
quiere. Por lacónico cable que me envío
mi hermano Porfirio desde París he sabido que el día de ayer mi padre se fue de
esta vida.
He releído el fatídico aviso pensando que
acaso lo interpreté mal, pero no hay duda: “París 2 de julio de 1915.- Señora
Amada Díaz de la Torre.- Hermana: rodeado familia y auxilios espirituales papá
murió hoy 7 horas. Notifica resto familia. Cuidado con Lucha. Firma: Porfirio
Díaz Ortega”.
Amada Díaz
(Orozco, 2003, p.132)
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ResponderEliminarQué triste.... pero sí se confesó!
ResponderEliminarMuy triste que no regresó a su México tan querido pero seguramente se pudo despedir de otra forma.
ResponderEliminarConozco muchos oaxaqueños y la obsesión de Porfirio por ese estado, es compartida. Algo alentador. Algo mágico. Algo inquietante.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Porfirio Díaz debería ser repatriado a México, ya que es un personaje muy importante en la historia mexicana.
ResponderEliminarQue tristeza tan grande no haber podido regresar a México y morir con esa ilusión.
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