martes, 29 de marzo de 2016

2 de julio de 1915, así murió Porfirio Díaz


En 1914, Porfirio Díaz y su esposa Carmen dejan el hotel Astoria para instalarse en la casa no. 23 de la avenida del bosque de Boulogne. Meses más tarde mientras la familia Díaz se encontraba de vacaciones en San Juan de la Luz explota la guerra en Europa. Díaz y familia regresan a Paris por unas semanas y después se vuelven a  trasladar a Biarritz. (Tello, 1994)

 

Durante los meses de guerra, Díaz y su hijo pasaban largas horas frente a un mapa del continente europeo siguiendo con banderitas las posiciones de los ejércitos. A Díaz le interesaba lo estrictamente militar pues no tenía favoritismo hacia alguna tropa en especial,  como escribe Fernando Orozco (1991) “…ingleses, franceses y alemanes lo habían tratado con excepcionales atenciones y todos eran amigos de México”. (Orozco, 1991, p. 210)

 

EL 2 DE JULIO DE 1915

 

“No fue un final doloroso, no sufrió enfermedades dolorosas y terribles, se fue apagando como una vela y murió rodeado de su familia en julio de 1915, en París, en su casa.”

                                                                             Carlos Tello Díaz 

                       (Entrevista personal, 8 de febrero de 2006)

 

 

Enrique Krauze y Fausto Zerón-Medina (1993) apuntan que después de una prolongada estancia en Biarritz, Díaz volvió a París durante la primavera de 1915. Su salud se vería menguada a partir de entonces, entre constantes fatigas y mareos Porfirio Díaz dejó de salir a sus acostumbradas caminatas. Se le adormecían además las extremidades.  A mediados de junio de ese mismo año su salud comienza a quebrantarse, su médico Gascheau le ordenó reposo y se abstiene de salir a sus caminatas habituales.

 

                                                                                                    Junio 29, 1915

 

Amplio cable de Carmen Romero fechado al día de ayer, papá está cada vez más grave. Ya no reconoce a nadie y pronuncia incoherencias donde se alcanza a distinguir el nombre de su madre Petrona, y la palabra “Oaxaca”, que es como una obsesión.

Dice Carmen que por mediación del padre Blay que acaba de estar en Roma, el Santo Padre envió a papá una bendición particular para la hora de su muerte.

Desconsolada dice que se ha perdido toda esperanza.

                                                                                                Amada Díaz

                                                                  (Orozco, 2003, p. 132)

 

 

Díaz permaneció en cama y cuentan sus más allegados que constantemente sus recuerdos terminaban en México, pero aún más en Oaxaca. Los recuerdos de su niñez y juventud vividos en ese estado se hacen cada vez más presentes, con nostalgia recordaba el Mesón de la Soledad donde había nacido y crecido al lado de su madre y sus hermanos, también evocaba la hacienda de La Noria con la que Juárez lo había premiado debido a su participación en la batalla del 2 de abril de 1867 en Puebla. El 29 de junio sus familiares le llevan a un sacerdote para confesarse. Finalmente, rodeado de familiares el 2 de julio de 1915 muere a las seis y media de la tarde. Sus restos son velados en Saint Honoré d’Eylau donde es depositado su cuerpo. A los funerales asisten funcionarios de la República francesa y  algunos mexicanos que residían en el extranjero. (Krauze y Zerón Medina, El destierro (1911-1915), 1993)

 

“Al medio día, antes de depositar el ataúd en la gaveta, los presentes guardaron un minuto de silencio. El ataúd, cubierto por la bandera de México, mostraba sobre su vértice la espada del general Porfirio Díaz”. (Tello Díaz, 1993, p. 212)

 


 Julio 3, 1915

 

Aún no puedo dejar de llorar. Sabía que eso iba a ocurrir cualquier día, el más inesperado, pero en realidad una nunca está preparada para la muerte de los seres que quiere. Por lacónico  cable que me envío mi hermano Porfirio desde París he sabido que el día de ayer mi padre se fue de esta vida.

    He releído el fatídico aviso pensando que acaso lo interpreté mal, pero no hay duda: “París 2 de julio de 1915.- Señora Amada Díaz de la Torre.- Hermana: rodeado familia y auxilios espirituales papá murió hoy 7 horas. Notifica resto familia. Cuidado con Lucha. Firma: Porfirio Díaz Ortega”. 


Amada Díaz
   (Orozco, 2003, p.132)

 

                                                                                     

 

 

 

6 comentarios:

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  2. Qué triste.... pero sí se confesó!

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  3. Muy triste que no regresó a su México tan querido pero seguramente se pudo despedir de otra forma.

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  4. Conozco muchos oaxaqueños y la obsesión de Porfirio por ese estado, es compartida. Algo alentador. Algo mágico. Algo inquietante.

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  5. Muy buen artículo. Porfirio Díaz debería ser repatriado a México, ya que es un personaje muy importante en la historia mexicana.

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  6. Que tristeza tan grande no haber podido regresar a México y morir con esa ilusión.

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